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La violencia del narcotráfico lleva a Francia a establecer toques de queda para menores

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En respuesta a una escalada de violencia relacionada con el narcotráfico, varias ciudades de Francia han comenzado a implementar toques de queda dirigidos a menores de edad. La medida busca contener la inseguridad en barrios especialmente vulnerables, donde los enfrentamientos entre bandas y los actos de violencia se han convertido en una preocupación diaria para los ciudadanos y las autoridades locales.

La localidad de Nimes, situada en el sur del país, es la más nueva en implementar esta táctica. Desde el 21 de julio, y por un plazo inicial de 15 días con posibilidad de extensión, se estableció un toque de queda nocturno de 21:00 a 06:00 horas en seis vecindarios calificados como de alta peligrosidad. La medida impacta a los menores de 16 años y está basada, de acuerdo con las autoridades locales, en la necesidad de resguardar a los jóvenes de enfrentarse directamente a situaciones violentas, además de tratar de disminuir las tensiones sociales.

Continua violencia en vecindarios desfavorecidos

En las semanas recientes, Nimes ha sido el lugar de múltiples balaceras, incluyendo una ocurrida en pleno día que resultó en una persona fallecida y varias otras heridas. Además, se informó sobre el descubrimiento del cuerpo parcialmente quemado de un joven de 19 años en las afueras de la ciudad. Estas situaciones han llevado al alcalde Jean-Paul Fournier a describir la situación como “insoportable” y a afirmar que el crimen organizado ha instaurado un ambiente de temor entre los residentes.

El vicealcalde, Richard Schieven, resaltó que el toque de queda no solo resguarda a los jóvenes que no están involucrados en delitos, sino también a aquellos que son empleados por organizaciones de narcotráfico, a veces desde los 12 años. De acuerdo con Schieven, la iniciativa pretende disminuir esta clase de explotación al restringir los movimientos nocturnos de los adolescentes.

Una estrategia replicada en otras ciudades

Nimes no es la única ciudad que ha optado por esta medida. En Béziers, a unos 120 kilómetros, rige desde el año pasado un toque de queda para menores de 13 años entre las 23:00 y las 06:00 horas, ampliado recientemente a menores de 15 años en determinados barrios. Durante las vacaciones escolares, el dispositivo se refuerza, aunque la ciudad sigue enfrentando actos de violencia, como ataques a la policía con fuegos artificiales por parte de grupos de jóvenes encapuchados.

En Limoges, se impuso una restricción comparable durante el verano para aquellos menores de 13 años. Sin embargo, después de un fin de semana con desórdenes que incluyeron a un centenar de personas, el alcalde Émile Roger Lombertie admitió la escasa efectividad de la regulación, subrayando la importancia de un incremento más fuerte en la presencia policial.

Una discusión sobre efectividad y derechos

Las medidas implementadas por dichas ciudades han generado un intenso debate en todo el país. Aunque ciertos alcaldes consideran la táctica como esencial para restablecer el orden, grupos que abogan por los derechos humanos han mostrado su oposición, alegando que estas limitaciones vulneran la libertad de movimiento de los menores y no son apropiadas pedagógicamente ni legalmente.

Especialistas en criminología y sociología también han puesto en duda su efectividad. Conforme a investigaciones recientes, no se ha encontrado una relación directa entre la implementación de toques de queda y una disminución en la criminalidad juvenil. En diversas situaciones, la aplicación concreta de estas medidas se complica por la escasez de recursos policiales o por la falta de sistemas de control parental eficientes.

Narcotráfico y respuesta estatal

El origen de estas decisiones se encuentra en el aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico, que ha provocado 110 fallecimientos y más de 300 lesionados en Francia en el transcurso del año pasado. Este problema, antes centrado principalmente en ciudades como Marsella, ahora se ha expandido a otras áreas del país, impactando comunidades enteras y perturbando la vida diaria de miles de ciudadanos.

Ante esta situación, el Gobierno ha lanzado una ofensiva legal y operativa. Entre las principales acciones destaca la creación de nuevas cárceles de alta seguridad para líderes del narcotráfico, el fortalecimiento de las unidades especializadas en la fiscalía y el aumento de protección para informantes clave. Recientemente, las autoridades trasladaron a los primeros 17 narcotraficantes considerados de alta peligrosidad a un centro penitenciario de máxima seguridad en el norte del país.

El reto de encontrar un balance entre protección y libertades

La implementación de toques de queda para menores refleja el esfuerzo de las autoridades locales por frenar la violencia en territorios donde el crimen organizado ha logrado una presencia significativa. Sin embargo, la eficacia de estas medidas y su impacto en los derechos fundamentales sigue siendo objeto de un debate abierto.

Aunque ciertos municipios continúan defendiendo y extendiendo estas clases de limitaciones, hay quienes comprenden que es necesario desarrollar un enfoque más completo, que integre no solamente medidas punitivas, sino también iniciativas en el ámbito social, educativo y preventivo. La problemática de la violencia entre jóvenes, bajo esta perspectiva, trasciende el ámbito de la seguridad pública y se manifiesta como una señal de inequidad, marginación y carencia de opciones para numerosos jóvenes en la nación.

Por Otilia Adame Luevano

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